El fomento de la salud en la empresa y sus beneficios económicos
Los responsables de la gestión de los sitios de trabajo deberían tener interés en el fomento de la salud de los trabajadores por las mismas razones que los gobiernos nacionales. Para una productividad óptima es indispensable que los trabajadores gocen de buena salud. Así pues, aparte de una consideración humanitaria, el valor económico de mejorar la salud de los trabajadores es particularmente importante para los empleadores. José María Maya Mejía, Rector Universidad CES-Medellín (Revista Empresarial & Laboral)
La responsabilidad primordial de la seguridad y la salud en los lugares de trabajo incumbe a la gerencia, la cual desempeña, por consiguiente, una función fundamental en el éxito de todo programa de fomento de la salud. Para que un programa de esta clase sea eficaz, la gerencia debe dedicarle los recursos y el tiempo necesario, demostrar que desea que los empleados participen y estar dispuesta a aceptar sugerencias de éstos sobre lo que debería hacerse.
Por lo general, el establecimiento de actividades de fomento de la salud en los lugares de trabajo depende de una combinación de varios factores. En algunos países el objetivo primordial de la introducción de programas de fomento de la salud en el lugar de trabajo es de tipo económicos: un programa eficaz permite a la empresa efectuar economías considerables.
Los estudios demuestran los efectos positivos del fomento de la salud en los lugares de trabajo en cuanto a mejoramiento de la salud y de los comportamientos higiénicos, reducción de los costos de atención en salud, discapacidad menos frecuente, aumento de la capacidad y reducción del ausentismo y de la rotación de personal. Hay muchos indicadores de los efectos económicos positivos de los programas de fomento de la salud en los lugares de trabajo.
Al evaluar las repercusiones económicas del fomento de la salud en el trabajo, es importante examinar más de cerca la índole de los costos que acarrean la atención en salud de los trabajadores y los de la pérdida de productividad y del ausentismo debido a las enfermedades o los accidentes.
Un ejemplo interesante es la reducción de los costos de la atención en salud. No cabe duda que la atención de salud para los empleados representa un enorme desembolso financiero, para las instituciones de seguridad social y en alguna forma para el empleador y el empleado. Los estudios efectuados hasta el presente empiezan a dar resultados positivos en el sentido de que los programas de fomento de la salud en el lugar de trabajo pueden reducir esos costos y mejorar al mismo tiempo la salud de los trabajadores.
En un estudio de seguimiento realizado durante cinco años en trabajadores inscritos en un programa para «mantenerse en forma», se comprobó que los gastos en atención en salud se redujeron en un 24%, lo que representaba una economía a largo plazo superior en un 50% de la inversión. Otro estudio sobre un programa completo de fomento de la salud en el lugar de trabajo ofrecido acerca de 4000 trabajadores de una gran organización, mostró que los beneficios en forma de reducción de los costos de asistencia médica empezaron a manifestarse entre los 12 y los 18 meses siguientes a la implantación del programa. A los cuatro años, los aumentos anuales de los gastos de atención de salud para los trabajadores que participaban en el programa de fomento de la salud eran tan solo la mitad de los aumentos en un grupo testigo.
Los esfuerzos encaminados a reducir estos problemas de salud, contribuirán a reducir el ausentismo. De hecho, se han notificado considerables reducciones en los días de ausencia al trabajo, entre los trabajadores que participaron en programas para dejar de fumar, en programas de ejercicios físicos y en programas de manejo del estrés.
Por ejemplo, en tres años, los empleados que participaron en el programa implantado por una gran organización, presentaron una tasa de ausentismo inferior en un 30%, a la de los empleados de talleres que no participaban, pese al hecho de que los participantes empezaron con una tasa superior a un 20%. Los programas de seguridad y salud en el trabajo con el enfoque de fomento de la salud de los trabajadores como una tarea integral, se ha convertido en un reto para la gerencia moderna.
En este momento es necesario, con una nueva mirada, incorporar la salud y seguridad en el trabajo, en el lugar correspondiente del contexto estratégico, no ajena al sentido humano o jurídico, pero sí como una acción organizacional en las cual la no-salud de los trabajadores, se visualiza como un elemento desagregador de valor, o sea como un costo económico en principio y génesis de costos sociales. En términos de la estructura organizacional, el fomento de la salud de los trabajadores debe convertirse en un elemento de la cultura organizacional.
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